Imponente e icónico. El gran cartel es un punto que ningún turista quiere perderse ni tampoco las grandes producciones del cine que lo han utilizado para dar el énfasis de ese brillo y anhelos de estrellato que representa. Un siglo más tarde su tipografía simboliza aún el lugar donde los sueños se hacen realidad…
Por Redacción Cosas. Fotografías: Getty Images y 123RF
El letrero de Hollywood se alza sobre las colinas de la ciudad de Los Ángeles como si hubiera sido tatuado desde el cielo por alguna divinidad californiana. Su historia trasciende la mera señalización geográfica, representa una confluencia muy especial de elementos culturales. Sí, es sinónimo de cine y entretenimiento, de show business y glamour, pero a la vez de ese hervidero cultural que son los Estados Unidos, de esa confluencia de ambiciones, migraciones y también frustraciones que luego se proyectan en la gran pantalla con el deseo de llevarse un Oscar.
Sus orígenes se remontan a una época diferente, a los años anteriores al furor del séptimo arte. Hagamos un flashback a 1923, cuando los estudios de cine comenzaron a establecerse en Los Ángeles y un desarrollador inmobiliario llamado H.J. Whitley erigió el letrero original. La idea era parte de una estrategia publicitaria para promocionar “Hollywoodland”, su nuevo proyecto residencial. El letrero original estaba compuesto por trece letras blancas de 15 metros de altura, cada una iluminada por bombillas incandescentes: un sencillo anuncio destinado a atraer compradores de propiedades.
Un poco más tarde, Hollywoodland llegó a convertirse en un centro neurálgico para la industria cinematográfica emergente. Los estudios y las estrellas de cine se establecieron en la zona, y el letrero, ubicado estratégicamente en las colinas de Hollywood, comenzó a ser considerado como un gran símbolo de la nueva industria. A medida que las películas de Hollywood alcanzaban una creciente popularidad en el planeta entero, el letrero se convirtió en una atracción turística. El símbolo de la fama y el glamour quedó asociado a la industria de las estrellas.
A medida que Hollywood evolucionaba, el ya célebre e icónico letrero también experimentó cambios significativos. En 1949, se retiraron las últimas cuatro letras del letrero original, dejando solo las emblemáticas letras que hoy leemos: “HOLLYWOOD”. El letrero se convirtió en un símbolo reconocible a nivel mundial, más allá de su relación directa con la industria del cine. Pasó a figurar un estilo de vida, una aspiración cultural, un sueño con soundtrack hollywoodense.
En las décadas que siguieron, el letrero mantuvo su estatus como parte del elenco del Olimpo de la celebridad, pero también enfrentó una serie de desafíos. En varias ocasiones, se consideró derribar el letrero debido al deterioro y a la necesidad de renovaciones. No obstante, cada vez que se planteaba su demolición, la comunidad local y los defensores de la cultura de Hollywood se unían para conservarlo. El letrero se convirtió en un símbolo de la historia y la identidad de la propia localidad. Su preservación se volvió crucial para mantener viva la conexión con el pasado de Hollywood.
En 1978, la Cámara de Comercio de Hollywood asumió la responsabilidad de su mantenimiento y renovación, asegurando su supervivencia como ícono cultural perdurable. En otras palabras, sus letras corpóreas conforman una verdadera escultura, su monumentalidad ha sido readaptada infinidad de veces en todo el mundo. El uso de letreros corpóreos ha renacido con la era de los smartphones y la selfie pues, como puede verse en nuestro propio país, cada localidad instala un letrero con su propio nombre. Conferencias como las TED Talks también han incluido esta idea como parte de sus estrategias de promoción y branding.
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