Una de las tendencias más reiterativas de estas últimas temporadas parece estar llegando a su ocaso. El declive del reinado de los logos. Por: Sasha Santamaría (Consultora de Moda y Estilo) Según la ley de las tendencias, cuando un gesto se repite intensamente dentro de la esfera de la moda es una señal de que el fin de su popularidad se acerca. Este parece ser el destino de la logomanía, aquel dictamen estilístico que ha venido inundando las pasarelas con su impronta caracterizada por el protagonismo desinhibido de logotipos dispuestos en formato maxi tanto en prendas como en accesorios. Todo comenzó de la mano del irreverente Demna Gvasalia justo cuando su nombre estaba empezando a ganar reconocimiento gracias a Vetements, la firma que fundó junto a su hermano Guram y que en septiembre pasado decidió abandonar su rol como co-creador. De la colección que idearon para Primavera 2016 se desprende el ítem que disparó el boom de los diseños con marcas por todos lados: la polémica camiseta con un estampado frontal del logotipo de la empresa de correos DHL cuyo costo era de aproximadamente 200 dólares.
Este fue el hito que abrió el camino para que la moda se contagiara por la novedad de exhibir sin descaro sus logos como símbolo de prestigio –tal como sucedió a finales de los 80 e inicios de los 90-. La consigna a cumplir era mientras más grande y más notorio, mejor. Esta particular noción de “nuevo lujo” relacionada con la exhibición resultó más que apropiada para estos tiempos de Instagram, donde resulta primordial retratar un look lleno de detalles fotografiables. Siguiendo esta línea, Gvasalia, sin tapujos, se atrevió a aplicar esta narrativa a la discreta y modesta casa española Balenciaga –donde oficia de director creativo-, otorgándole así, un aire urbano y desenfadado con influencias del streetwear.
Con ello, vino el esperable efecto dominó. Las grandes casas de moda no quisieron quedarse atrás y sucumbieron ante esta estética de formas verbales desmesuradas, convirtiendo a sus adeptos en carteles de publicidad andantes, con sus monogramas y logotipos aplicados en toda su gama de complementos.
Como la moda se caracteriza por un ímpetu de renovación constante cabe preguntar: ¿estará cerca la fecha de vencimiento de esta invasión tipográfica? Nosotros elaboramos una aproximación a esta interrogante. En nuestro análisis de las colecciones de Verano 2020 hemos determinado la aparición de una contra tendencia, es decir, un estilismo que marca una vía opuesta a la necesidad de extra visibilidad intrínseca de la logomanía.
Es así como auguramos el retorno del minimalismo, puesto que las pasarelas de marcas como Boss, Off-White y Nina Ricci, conceden luces del regreso a una estética dominada por la depuración y la simplicidad. Un silencio visual total que no resulta aburrido puesto que se permite avivarse con el uso de tonos encendidos. Todo indica que la moda femenina regresa a un estado de calma.
Instagram: @sasha.santamaria Blog: http://elalbumdemanuela.blogspot.com/ Crédito fotografías: Tagwalk, Vogue
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