Han pasado 10 años desde que abrió sus puertas y los fanáticos de la comida italiana saben que este es el lugar apropiado para saborear los platillos más exquisitos de su gastronomía. Sin embargo, a esta experiencia se suma un servicio impecable en donde la historia juega un papel fundamental…

El mundo de los sabores se almacena en el paladar y en la memoria que evoca los recuerdos de un momento fugaz, pero decisivo. Pero también se los conserva en las manos que instintivamente buscan amasar nuevas historias; y en los ojos que observan cómo todo va cambiando, menos aquello que fue hecho con el corazón. Así es la historia de Jacqueline Grard quien no solo heredó de su padre, Maurice Grard, el gusto por el servicio al comensal –a él le debemos la creación de Rumipamba de las Rosas– sino que también esa perspicacia de encontrar aventuras culinarias para dejar una huella en la ciudad.

Jacqueline y Paola han hecho una dupla exquisita: madre e hija creando un mundo de sabores italianos hechos con amor y tradición.

Sin embargo, en la historia de Jacqueline hay más, mucho más: su herencia francesa se fusionó con el folclor local –gracias a su madre ecuatoriana– y tuvo la oportunidad de vivir y conocer lo mejor de los dos mundos. Creció en un ambiente gourmet y de alta cocina, entregada siempre a la gastronomía y al servicio, hasta que el amor llegó por segunda vez a su puerta y se casó con un italiano -romano- y junto a él inició un viaje por la gastronomía italiana abriendo el primer restaurante Gourmet italiano “ Il Grillo” en la zona de La Mariscal en Quito. Fue un viaje de vida, de amor, confiesa Jacqueline quien tiene dos hijas de su primer matrimonio, María Cristina y Paola.

Así entonces nació Cosa Nostra Trattoria Pizzeria que, para su creadora, es la materialización de un sueño familiar. Lo dirige junto a su hija Paola Rivas y juntas han logrado crear un espacio armónico, cálido y por supuesto, delicioso. En su carta está lo más destacado de la gastronomía italiana: la fluidez de la pasta, la frescura del tomate y las verduras, la potencia de las salsas que se trasladan a unos fantásticos ñoquis, penne, lasañas, raviolis, pizzas, entre otros platillos que son un deleite para los sibaritas. Eso sí, siempre bien acompañados con bebidas de temporada y una carta de vinos pensados en el maridaje ideal. Han sido diez años de compartir una selección de sabores únicos y tradicionales de Italia, una década de sorpresas para quienes saben que allí reposan los secretos de una buena cocina.

La pizza de Cosa Nostra es símbolo de tradición italiana sobre la mesa. ¡Qué delicia!

El aceite de oliva, los quesos, los vegetales, etc., son los protagonistas de una carta que se ha convertido en un compendio de sabores esenciales italianos. Los productos, nacionales e importados- son garantía de una experiencia única.

Un asunto de familia

Es la materialización de un sueño familiar, es pasión por la comida italiana, es pasión por compartir con la familia, con los amigos, pero también es la tranquilidad de un ambiente y una carta que simbolizan un estilo de vida. “Cosa Nostra es familia”, afirma Jacqueline, y basta con ingresar a su local para darse cuenta que así es: en las paredes reposan las imágenes de sus padres, de su infancia, de sus hijas y de su legado mientras que en las mesas, hay varias familias deleitándose con los sabores frescos de una carta excepcional.

Encuéntrala en: Republica del Salvador N34-234 y Moscú, Quito. Teléfono: 2244 767 Celular: 0998 818 650 @cosanostrapizzeriaec Cosa Nostra Trattoria Pizzeria

Jacqueline es imparable: su espíritu inquieto la mantiene siempre pendiente de sus proyectos, de su menú, de sus clientes que siempre terminan siendo amigos de la ‘casa’; ella es exquisita en su trato y de gran conversación –propio de un gran anfitrión- pero sobre todo, es una fiel creyente en las posibilidades que da el amor y eso, lo demuestra en su cocina: “El amor es el que ha creado todo esto y el que ha permitido que este sueño se materialice. Cada trocito de pasta es el reflejo de lo que somos, de lo que nos permitimos compartir…”

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