A pesar de los beneficios inmediatos en la reducción del apetito, los resultados a largo plazo son más limitados.
Por Redacción Cosas. Foto: Shutterstock
Beber agua antes de las comidas se ha popularizado como un consejo para controlar el apetito y ayudar en la reducción de peso. Sin embargo, varios estudios han evaluado esta práctica, revelando que sus beneficios podrían ser limitados y no tan efectivos a largo plazo como algunos podrían pensar.
Investigaciones publicadas en revistas científicas como el International Journal of Obesity, la Canadian Medical Association Journal (CMAJ Open) y artículos de la Universidad de Harvard han abordado esta cuestión desde diversas perspectivas. La principal teoría detrás de este hábito es que el agua ocupa espacio en el estómago, lo que podría provocar una sensación de saciedad temporal y reducir el apetito. Esto, a su vez, llevaría a una menor ingesta calórica durante las comidas.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, el consumo de agua antes de comer podría reducir la cantidad de comida ingerida, ya que la sensación de plenitud que provoca disminuye el deseo de comer en exceso. Sin embargo, aunque este efecto se observa en algunas personas, los investigadores señalan que el impacto en la pérdida de peso a largo plazo es limitado. Aunque algunos estudios iniciales muestran una ligera reducción calórica, no se han encontrado pruebas concluyentes de que este hábito sea una estrategia efectiva para adelgazar de manera sostenida.
Un análisis realizado en personas adultas mayores, publicado en el International Journal of Obesity, demostró que beber agua antes de las comidas podría reducir la ingesta calórica en hasta 60 calorías por comida. Sin embargo, este beneficio no se observó en individuos jóvenes, lo que sugiere que la efectividad de este truco puede depender de factores como la edad y el metabolismo.
Otro aspecto clave que los estudios han señalado es el reemplazo de bebidas azucaradas por agua. En este caso, la sustitución de refrescos o jugos por agua puede resultar en una significativa reducción de la ingesta calórica total, lo que contribuye a un mejor control del peso. Sin embargo, si bien este hábito mejora la calidad de la dieta, sigue siendo una estrategia a corto plazo más que una solución definitiva para la pérdida de peso.
En conclusión, aunque beber agua antes de las comidas puede ofrecer algunos beneficios inmediatos en la reducción del apetito y la ingesta calórica, no parece ser una solución milagrosa para perder peso a largo plazo. Como siempre, una alimentación balanceada y un estilo de vida saludable son fundamentales para alcanzar y mantener un peso adecuado.