El Victoria’s Secret Fashion Show era uno de los eventos más esperados del año. La sensualidad de las modelos combinada con la extravagancia alineada a la Navidad daba la mezcla perfecta. Pero llegó 2019 y el ensueño sensual llegó a su fin por múltiples denuncias. Este año ha regresado y las opiniones están divididas. Sin embargo, la esencia de la marca parece estar intacta, sabe lo que quiere y se acopla a su manera a las insistencias de su clientela. Sin embargo, este regreso mediático es solo una parte de la marca, lo demás sigue intacto.
Por María José Troya C. Fotos: Getty Images
Que la inclusión de género, edad y tallas fue forzada, que ¡al fin entendieron la lección!, que fue un show pobre en escenario, que fue lo de siempre, que no trajeron nuevos talentos, que hubo muchas desconocidas, que la lencería no impactaba, que las alas no eran muy grandes, que no hubo joyas ni el icónico Fantasy bra, que fue un evento cualquiera, que necesitaban más confetti...Los expertos y fanáticos de la marca –dentro y fuera de Estados Unidos– daban su dictamen en vivo en este show que, definitivamente, ha sido uno de los más esperados. Incluso más que los de marcas de lujo de las distintas semanas de la moda en París o Milán. La campaña de expectativa de Victoria’s Secret mantuvo a todos atentos a cualquier detalle y, como es de esperar, las redes se llenaron de opiniones, defensa y ataques. Lo irónico es que las ventas de la marca y la apertura de nuevas tiendas en varios lugares del mundo han hecho agotar el stock más rápido que en otros años.
Pero volvamos al show: las críticas y halagos estuvieron a la par. Los fanáticos de marca alabaron un regreso tan poderoso de la marca tomando en cuenta que no solo el evento dejó de aparecer desde el 2019 sino que, en efecto, fue cancelado por las masas. Las denuncias inciales aparecieron por las mismas modelos quienes decían que sentían el peso del sexismo, los absurdo de las exigencias frente a su físico y lo desgastante del training previo al evento. Con todo eso, un regreso no se veía ni fácil ni factible. El mundo aparentemente había cambiado y las modelos de cuerpo casi extraterrestre ya no tenían cabida en este espacio terrenal. Pero ellas mismas han vuelto y más espectaculares que nunca. Y claro, han compartido espacio con aquellas mujeres que exigían ese cambio: personajes de toda edad y talla.
Y es que este año, el show buscó redefinirse tras un periodo en el que la marca había enfrentado críticas justamente por su falta de diversidad y por una imagen que parecía desactualizada en el contexto actual. Esta vez, el evento no fue el típico desfile glamoroso de años pasados, sino una experiencia audiovisual –que luego ofreció un formato documental- con una perspectiva más inclusiva y que intenta responder a la conversación cultural actual. Entre los rostros emblemáticos, se mantuvieron algunas de las “ángeles” clásicas que son parte indeleble de la marca como las hermanas Hadid, Adriana Lima, Alessandra Ambrosio y Doutzen Kroes. En cuanto a las incorporaciones, la marca apostó por un mayor rango de cuerpos y estilos. Sin embargo, la crítica también señaló que algunas de estas elecciones parecían “forzadas”, sugiriendo que se incluyeron por cumplir cuotas de diversidad, lo que abrió un debate sobre la autenticidad de la marca. Eso para muchos tiene doble sentido pues genuinamente representaba a una línea totalmente aspiracional y que, de muchas formas, quedó caduca por el ritmo vertiginoso de los cambios sociales. La autenticidad entonces es algo que se exige, pero adecuada a nuevos estándares que ya no tiene un resultado ‘genuino’ como se espera.
UN SHOW CINEMATOGRÁFICO
El evento televisado, y luego armado como documental, estuvo acompañado de relatos personales de las modelos y conversaciones sobre belleza y empoderamiento, y logró un movimiento inesperado. En lugar de centrar la atención solo en los atuendos, el espectáculo mostró entrevistas y escenas detrás de cámaras, en las que las modelos compartieron su visión sobre cómo han cambiado las expectativas de la industria. Las historias personales añadieron profundidad al show y humanizaron a las modelos, un intento de la marca por conectar con una audiencia más consciente. Los looks fueron aplaudidos, aunque no necesariamente por su extravagancia. El vestuario era menos abrumador y se enfocaba en la delicadeza de los detalles, resaltando siluetas naturales y románticas, con un tono etéreo. La colección de este año no buscaba el impacto visual extremo, sino una elegancia más pausada, lo que muchos aplaudieron como una apuesta por lo real y que pudiera funcionar fuera de escenario con la mujer compradora. Lo malo: la falta de emoción y ritmo. A pesar de estos esfuerzos, la crítica fue dura en cuanto a lo que ocurría en el escenario. La narrativa pausada y reflexiva pareció lenta para quienes buscaban un evento vibrante, dinámico y lleno de energía como en años anteriores. Los espectadores señalaron que la falta de momentos “espectaculares” –el clásico despliegue de alas y dramatismo en pasarela– dejó la sensación de que algo faltaba. La experiencia visual perdió el dramatismo que en su momento fue el sello del show y que definió la era dorada de Victoria’s Secret. Además, hubo en redes mucha controversia en torno a la transición de los ángeles y la incorporación de figuras más inclusivas. Aunque muchos apoyaron la iniciativa, la crítica señaló que el cambio parecía más una estrategia de marketing que un verdadero cambio de visión, pues las piezas de lencería aún parecían diseñadas para el “ideal” tradicional, haciendo que el mensaje se sintiera incongruente. Aunque el intento de renovación no es suficiente para que Victoria’s Secret reconquiste el lugar que una vez tuvo en la moda y la cultura popular, vale la pena decir que el show no es necesariamente el core de su negocio. Tras un par de años sin espectáculo, la expectativa era alta, y el hecho de que optaran por una narrativa calmada y ultra musical decepcionó a quienes esperaban el despliegue extravagante. Muchos coinciden en que, aunque el cambio de formato fue positivo, el show perdió algo de su esencia al intentar adaptarse.
LAS ICÓNICAS Y LAS NUEVAS
Adriana Lima, Paloma Elsesser, Ashley Graham y super modelos icónicas como Tyra Banks, Kate Moss y Carla Brunise presentaron impactantes; así mismo las hermanas Hadid. De hecho fue Gigi quien abrió el show con sus enormes alas rosas y un discreto set a tono. También estuvieron Anok Yai, Candice Swanepoel, Devyn Garcia, Grace Elizabeth, Imaan Hammam, Mayowa Nicholas, Taylor Hill, Barbara Palvin, Behati Prinsloo, Isabeli Fontana, Jasmine Tookes, Kate Moss y Lila Moss, entre un séquito de impactantes mujeres que representan –desde ahora- la atemporalidad de la marca y la mujer ‘común’. Adicionalmente, el formato de compra en tiempo real buscó dinamizar el show, permitiendo que los espectadores compraran prendas vistas en la pasarela. Sin embargo, las críticas se dirigieron a que la experiencia terminó enfocándose en una estrategia comercial que, para algunos, disminuyó el encanto y la magia de los desfiles pasados, que eran más celebrados por su glamour que por el aspecto consumista. Hay opiniones y expertos para todo.
LAS MÁS BELLAS Y ACTUALES DEL MUNDO DE LA PASARELA
La marca optó por resaltar la participación de modelos de diferentes orígenes, con un elenco de 50 modelos de 25 países, y en la previa del show, las anfitrionas Tefi Pessoa y Olivia Culpo entrevistaron a varios invitados, enfatizando temas de empoderamiento femenino y cambio hacia una mayor inclusión en comparación con los desfiles del pasado. Además, en los días previos, la marca promovió a sus modelos y productos a través de una campaña visual realizada por Angelo Pennetta y estilizada por Emmanuelle Alt, con el objetivo de capturar una estética moderna pero accesible. La anticipación aumentó con el anuncio de las artistas que estarían presentes, incluyendo a figuras icónicas femeninas como Cher, Orianthi y la estrella del K-pop Lisa, una elección estratégica para atraer tanto a fans leales de la marca como a una audiencia más joven y global.
EL GRAN GOLPE DEL PASADO
El show de Victoria’s Secret fue sus-pendido en 2019 tras varios escándalos y controversias que afectaron la reputación de la marca y la relevancia del desfile. Uno de los problemas principales fue la percepción de que Victoria’s Secret mantenía estándares de belleza restrictivos, basados en cuerpos extremadamente delgados y alejados de la diversidad de formas, tallas y etnias. En un contexto en el que otras marcas estaban celebrando la inclusión y la diversidad, Victoria’s Secret fue duramente criticada por su resistencia al cambio. Un punto clave de controversia fue una entrevista en 2018 en la que el entonces director de marketing, Ed Razek, hizo comentarios polémicos. Razek declaró que el show no debía incluir modelos transgénero ni modelos de talla grande, argumentando que la “fantasía” de Victoria’s Secret no se alineaba con esos perfiles. Estas declaraciones provocaron una gran reacción negativa y fueron vistas como insensibles, excluyentes y fuera de sintonía con el público actual. Además, la marca enfrentó problemas internos serios. Su propietario, Leslie Wexner, tenía vínculos con Jeffrey Epstein, el financiero condenado por delitos sexuales, lo que también afectó la imagen. Epstein había trabajado como consultor financiero para Wexner y, según informes, utilizó sus conexiones con la marca para acercarse a mujeres jóvenes, lo cual creó una asociación negativa en el público. Estos problemas de imagen, combinados con el descenso en las ventas y el cambio en los gustos del consumidor, llevaron a la empresa a cancelar su icónico desfile en 2019. Desde entonces, Victoria’s Secret ha trabajado en una reestructuración de su imagen y valores para recuperarse de estos escándalos y adaptarse a una audiencia más diversa y consciente.
Varias modelos expresaron públicamente sus quejas hacia Victoria’s Secret, especialmente después de que la marca enfrentara críticas por falta de inclusión y escándalos internos. Karlie Kloss, que fue una de las “ángeles” más reconocidas de la marca, decidió renunciar en 2015, mencionando en entrevistas posteriores que su decisión se basó en que quería alinearse con sus valores personales y feministas. En 2019, comentó que quería apoyar una visión de belleza inclusiva, y consideraba que el enfoque de Victoria’s Secret no representaba adecuadamente a todas las mujeres.
Hoy la marca regresa de manera vibrante y con cifras que esperan, hasta el cierre de año, volver a la cúspide.