¿Cuánto nos hemos acoplado al canon estético impuesto por las marcas y las tendencias de cada época? ¿Cuánto sacrificamos de nuestro tiempo y de nuestro cuerpo para calzar con la moda? La pregunta podría tener una respuesta amplia y con explicación llena de circunstancias, pero eso no ha cambiado la dinámica: queremos pertenecer y destacar. Sin embargo, los patrones de belleza, muchas veces, ponen en riesgo la salud mental y física de las mujeres.

Por Berenice Benalcázar A.  Fotos: 123RF

Las normas de la belleza surgieron para marcar la estética ideal de mujeres y de hombres. Dicha estética ha ido cambiando a lo largo del tiempo, adaptándose a las circunstancias y características de cada época de la historia de la humanidad. Sin embargo, estos patrones de belleza se han vuelto casi inalcanzables, están dictaminados por un marketing agresivo, sin escrúpulos, incluso creados con la novedosa Inteligencia Artificial que, cada vez, pone en riesgo la salud física y mental de quien quiere seguir los pasos rápidos de lo que se impone –cada temporada- en las campañas de moda y estética. 

No hay descanso mental ni económico: ahora todos estamos envueltos en la vorágine estética del momento. Pero, ¿ha sido siempre así?

Los cánones de belleza son una serie de características que rigen el aspecto de una persona y que la sociedad percibe como bellos o atractivos. A lo largo de la historia, los rasgos físicos considerados como bellos han variado, tanto en tiempo como en la cultura además influyen en la manera de vestir, maquillarse, peinarse e incluso alimentarse y hacer ejercicio.

Sin duda los cánones de belleza siempre han afectado más a las mujeres, quienes han recibido críticas o alabanza por su apariencia física. Es innegable, eso sí, que el hombre también se ha visto influenciado por estas reglas del marketing de la belleza.

Evolución de la belleza femenina según la inteligencia artificial.

La historia de la belleza Antiguo Egipto

Entre el año 2966 A.C y 322 D.C, los antiguos egipcios se maquillaban por estética y por salud, pues así se protegían del sol y de las picaduras de insectos. El famoso Khol, el polvos maquillador de ojos utilizado sobre todo por los árabes, les servía para embellecer su rostro. 

Edad Media 

Debido a la implantación y expansión del cristianismo, se tenía la creencia de que el ser humano es concebido por las manos de Dios, siendo este el que dota de belleza a las personas, tanto externa como interna.

El canon de belleza de la mujer de esa época se podría ver en las pinturas europeas, donde eran representadas con la piel blanca, el pelo rubio y largo, la nariz y los ojos pequeños, las mejillas rosadas y el cuerpo delgado, con las caderas estrechas y los pechos pequeños. Se buscaba la belleza natural creada por Dios, por lo que no se usaba mucho maquillaje.

El hombre ideal era representado muy viril y con el físico atlético y fuerte, con hombros anchos, piernas largas con los gemelos desarrollados y las caderas estrechas.

Renacimiento

En el siglo XV-XVI se mantienen algunos rasgos de la época anterior, como la piel blanca. Pero durante este periodo histórico las mujeres eran representadas con cuerpos y caderas redondeadas, con ropa ligera o incluso desnudos, como así se percibe en la obra El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli. Y es que los artistas empiezan a utilizar las proporciones y las medidas del cuerpo usando las matemáticas.

Barroco

La época barroca (siglo XVII-XVIII) mantiene las características estéticas de la época renacentista, pero se le añade pomposidad, incluida una decoración abarrotada. Era muy común utilizar pelucas, ajustadísimos corsés, maquillaje y perfume. Además, era habitual pintarse un lunar, tanto en mujeres como en hombres. Los cuerpos se representaban con curvas y con mucha sensualidad.

Época Victoriana

Del 1837 al 1901 el canon de belleza de las mujeres era la piel blanca, con cara enfermiza y ojos llorosos. El uso del maquillaje, tanto en hombres como mujeres, se redujo mucho porque se asociaba a la vulgaridad y la prostitución. En cambio, se hizo uso de cremas y remedios naturales, algunos de ellos perjudiciales para la salud como, el uso de Belladona en los ojos. Asimismo, se utilizaban aceites para mantener el pelo largo y brillante.

Jane Austen fue una figura muy destacada durante esta época, pues la escritora describía a mujeres con aspecto natural, fuertes y liberadas.

Siglo XX

Durante este siglo hubo varios cánones de belleza. Así que vamos a explicarlos por años:

• Años 20. Los corsés pierden popularidad y se busca un aspecto sencillo, con el pelo corto la ropa de talle recto. Se utilizaba maquillaje en tonos oscuros para labios y ojos, así como las cejas rectas o caídas.

• Años 30. Se considera estéticamente atractivo los rasgos marcados en las mujeres, sobre todo los ojos y los pómulos. También, las cejas más arqueadas y finas, se empieza a hacer uso del eyeliner y los vestidos son más entallados.

• Años 40. Debido a la Segunda Guerra Mundial, el aspecto físico pierde importancia. Las mujeres se confeccionaban su ropa, el eyeliner y el pintalabios dotaban de un aspecto más carnoso y el pelo se llevaba recogido.

• Años 50. La mujer debe ser una buena esposa y madre, encargándose de las tareas del hogar. Su aspecto debe ser impecable y aparecen las primeras “sex symbols” como Marilyn Monroe.

• Años 60. Durante estos años se lleva la estética juvenil, pestañas largas, labios suaves, ojos marcados, pelo con volumen y flequillos largos. De prendas, se llevaban las minifaldas y los vestidos en forma de campana.

• Años 70. A partir de diferentes movimientos sociales, surgen diferentes tipos de moda, como la basada en el movimiento hippie, el rock o el punk. El concepto de belleza pasa a ser más natural y espiritual. También se empieza la lucha por los derechos de la mujer y la liberación sexual.

• Años 80. Sigue la diversificación de estilos, naciendo diferentes tribus urbanas. La influencia de Estados Unidos y las sitcoms se empieza a notar, pues la ropa y el maquillaje pasan a ser más coloridos y las melenas tienen mucho volumen.

• Años 90. Se busca la comodidad en la ropa siendo más simple y menos llamativa. Las mechas rubias se ponen de moda y las melenas se llevaban sueltas o en coleta alta.

La belleza en la actualidad…

El ideal de mujer del siglo XXI busca eliminar cualquier imperfección o añadir cualquier carencia para conseguir un resultado impecable, buscando siempre la eterna juventud. 

La mujer ideal es alta, delgada, con vientre plano, cintura pequeña y pechos grandes y firmes. Se impulsa el uso del bótox, rellenos en glúteos, labios y senos. 

Respecto al rostro, se buscan rasgos juveniles con facciones pre-establecidas y simétricas. Lo cual motiva a realizarse procedimientos que cambian las facciones naturales de cada rostro y el resultado es que cada vez los rostros en la actualidad tengas rasgos muy parecidos y quitándole a cada individuo eso la individualidad de la belleza. La eliminación de manchas, de grasa y celulitis son los tratamientos más buscados y que más se ofrecen en todo el mundo.

La estética asiática ha venido tomando fuerza sobre todo por el aspecto de la piel. 

Asimismo, el hombre ideal se preocupa por su aspecto, buscando estar musculoso y dándole importancia al pelo.

Las redes sociales se han convertido en la plataforma para promover esta “perfección” el uso y el abuso de los filtros en las plataformas digitales -e imágenes preconcebidas gracias a la Inteligencia Artificial para campañas de marketing- han hecho que los consumidores quieran parecerse a esas referencias optando por procedimientos de calificación invasiva, como las cirugías para lograr este anhelo. 

También en la actualidad la inmediatez para mejorar el rostro está a la orden del día recurriendo a distintos tipos de inyectables que cambian las facciones en cuestión de un momento. 

Son procedimientos costosos que se catalogan como no duraderos a largo plazo haciendo que los consumidores repitan cada cierto tiempo estos tratamientos para mantener los resultados. Muchos de estos procedimientos no tienen evidencia científica comprobada, pero eso no ha detenido su uso.

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