Por: Sasha Santamaría (Consultora de Moda y Estilo)
Ya se siente en el aire que un nuevo comienzo se acerca. El año presente está llegando a su fin y de repente nos invade un ímpetu de renovación. Empezamos a hacer un recuento de las metas que pudimos cumplir y las que no, proyectamos nuevos sueños y procuramos finalizar pendientes para sentir que nuestra vida está en orden, e incluso, nos vemos en la necesidad de trasladar esa armonía a nuestro mundo material.
Es aquí donde podemos aprovechar para darle una mirada especial a nuestro clóset, aquel espacio que nos facilita la tarea de vestirnos día a día ¿o no? Muchas veces, el no incorporar un método que permita mantener una correcta disposición de los ítems que lo conforman, hace que la experiencia de pararse frente a él para decidir qué vestir sea frustrante. Por ello, para no entorpecer esta dinámica, es necesario realizar al menos dos veces alaño una limpieza total de armario. Así que toma provecho del cambio de año para realizar esta tarea. Los siguientes puntos te serán de mucha ayuda:
Determina que es lo que realmente usas y lo que no
Empieza seleccionando aquello que no uses, que sientas que ya no representa tu estilo o el momento de vida que estás transitando. Olvídate de conservar determinada prenda bajo la ilusión de usarla cuando bajes de peso, sabiendo que ya tiene mucho tiempo ocupando un espacio preciado. Quédate con las piezas que te hacen sentir bien vestida cuando las usas, que sean sentadoras con tu tipología corporal y cuyos colores sean adecuados para tu tono de piel.
Clasifica por ocasiones y temporalidades
Categoriza tus prendas en base a las actividades que más realizas. Dispón su orden considerando su frecuencia de uso y deja a la vista las que más usas. Por ejemplo, si el trabajo ocupa la mayor parte de tus días, deberás colocar los ítems de esta ocasión en la mitad del armario. Otro criterio de orden se rige en base a la temporalidad. En el caso de nuestro país al no contar con cuatro estaciones, nuestro vestuario va regido por el clima según la región. De esta manera, si vivimos en la costa, las piezas de frío (chaquetas, abrigos) ocuparán el sector final del perchero, ya que su uso resulta ocasional.
Accesorios y calzado
Al igual que tus prendas, examina tus complementos y destínales un lugar donde puedas mantenerlos ordenados y protegidos del polvo. Para los accesorios, un joyero o mini cajonera con múltiples compartimentos permitirá conservarlos en buen estado y listos para usar. Para los zapatos, aprovecha sus cajas originales para guardarlos y agruparlos de manera vertical a un costado del clóset. De esta forma, optimizarás espacio.
Dona con criterio
Si luego de haber clasificado tu ropa siguiendo las consignas del punto número uno decides donarla, únicamente recuerda ser criteriosa al momento de seleccionar aquello a lo que deseas encontrarle un nuevo dueño. Revisa que la ropa se halle en óptimo estado, sin agujeros o fallas, teniendo en cuenta que sean prendas que realmente vayan a cubrir una necesidad vestimentaria básica del destinatario. Evita, por ejemplo, entregar ropa de fiesta (tacones, vestidos con brillantes), prendas interiores (por razones de higiene) o ropa de diseños complejos que resulten difíciles de vestir, ya que finalmente no serán utilizadas y probablemente vayan a la basura, irrumpiendo así el propósito de circularidad.
Por último, si deseas aportarle una intención ambientalmente responsable a esta nueva etapa de tu clóset, te recomendamos revisar nuestros consejos para crear un armario sustentable.
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