
Redacción: Cosas / Foto: Iguazú Argentina (web)
Muchos conocemos las 7 maravillas del mundo moderno, pero en esta ocasión queremos rendir homenaje a estos magníficos lugares que fueron esculpidos por la misma naturaleza. En honor al Día de la Tierra, te invitamos a descubrir las 7 maravillas del mundo natural: lugares imponentes que nos recuerdan la grandeza del planeta que habitamos y la urgente necesidad de protegerlo.
Ubicadas entre la provincia argentina de Misiones y el estado brasileño de Paraná, las Cataratas del Iguazú son un espectáculo natural formado por más de 250 saltos de agua que se despliegan a lo largo de casi 3 kilómetros. La Garganta del Diablo, con sus 80 metros de altura, es uno de sus principales atractivos. Esta maravilla se formó hace aproximadamente 200 millones de años tras una erupción volcánica. Rodeada por exuberantes parques nacionales en ambos países, el área es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y un refugio de biodiversidad que alberga cientos de especies de flora y fauna.
Considerada el bosque tropical más extenso del planeta, la Amazonía se extiende a través de nueve países sudamericanos, ocupando un área de más de 6.7 millones de km². Este ecosistema es hogar de millones de especies —muchas aún sin descubrir— y es vital para el equilibrio climático global, ya que absorbe una gran parte del dióxido de carbono del planeta. Atraviesa este paraíso natural el majestuoso río Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo. Su riqueza y fragilidad la convierten en uno de los tesoros naturales más valiosos de la humanidad.
Dominando el horizonte de Ciudad del Cabo, Table Mountain es una formación montañosa de cima plana que alcanza los 1.085 metros sobre el nivel del mar. Su silueta icónica ha sido fuente de inspiración espiritual para las culturas indígenas como los Khoikhoi y San, y hoy en día sigue siendo símbolo de identidad sudafricana. Desde la cima, accesible por senderos o teleférico, se puede disfrutar de una de las vistas panorámicas más espectaculares del continente africano.
La Bahía de Ha-Long, en el noreste de Vietnam, está salpicada por miles de islas e islotes de piedra caliza que emergen de aguas color esmeralda, formando un paisaje sacado de un cuento. Muchas de estas islas están cubiertas de selva tropical, y en algunas se encuentran cuevas espectaculares. Además de su belleza natural, la bahía tiene un rico pasado cultural: se han hallado vestigios arqueológicos de antiguas civilizaciones que datan de hace miles de años. En la actualidad, es también un centro vital para comunidades de pescadores que viven en aldeas flotantes.
Situado en el corazón del archipiélago indonesio, este parque es famoso por ser el hogar del Dragón de Komodo, el reptil más grande del mundo, una especie endémica y en peligro de extinción. Se estima que unas 6.000 criaturas habitan el área protegida, que también es reconocida por su biodiversidad marina. Las aguas cristalinas del parque son ideales para el buceo y el snorkeling, ofreciendo una experiencia inolvidable entre corales, mantarrayas y tiburones.
Esta isla volcánica se formó hace millones de años por erupciones submarinas, y hoy es un paraíso natural con un ecosistema único en Corea del Sur. Su clima subtropical contrasta con el resto del país, y sus paisajes incluyen cascadas, tubos de lava, playas de arena negra y el monte Hallasan, el pico más alto de Corea. Jeju también es reconocida por su cultura ancestral, como las haenyeo —mujeres buceadoras que recolectan mariscos sin equipos modernos— y su herencia espiritual.
Ubicado en la isla de Palawan, este parque alberga un impresionante río subterráneo navegable, considerado uno de los más largos del mundo, con más de 8 kilómetros de recorrido bajo una formación montañosa de piedra caliza. En 2010, se descubrió que el río tiene un segundo nivel, lo que revela un sistema aún más complejo de cuevas, cascadas subterráneas y ecosistemas únicos. El parque, además, está rodeado por uno de los bosques más importantes de Asia, con once ecosistemas distintos y una biodiversidad fascinante.
Estas maravillas naturales no solo despiertan admiración, sino también responsabilidad. Son tesoros que debemos proteger con compromiso y conciencia. En este Día de la Tierra, recordemos que cuidar de la naturaleza es también cuidar de nosotros mismos.