LA IMAGEN FEMENINA EN LOS MEDIOS: Una tiranía camuflada

¿Cómo la mujer es vista y representada en los medios?

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Por: Martha Dubravcic. Fotos: 123rf y Shutterstock

 

Casi se ha normalizado que la estética femenina deba cumplir con ciertos estándares para ser imagen aceptable en los medios de comunicación como la televisión, prensa, revistas, así como en la publicidad. También, con mayor o menor intensidad, las narrativas de los medios acerca de la mujer están impregnadas de prejuicios y estereotipos. ¿Cómo la mujer es vista y representada en los medios? Decidimos caminar por este tema, reflexionarlo y desmenuzar sus cómo y sus porqués.

No es novedad ni es reciente. Un ámbito en el que la mujer estuvo presente desde sus inicios es el de los medios de comunicación, incluso nos atrevemos a decir que con cierto rol protagónico en la televisión. Hasta allí bien, pero el dilema aparece cuando analizamos cómo es ese rol y con qué estándares de belleza (incluso edad)debe lidiar la mujer, porque el espacio no es para todas y muchas veces el talento riñe con estos estándares impuestos. Así, el set se ha convertido, para muchas mujeres, en un escenario pedregoso y hostil, in tranquilizante y exigente.

Por otro lado, están los estereotipos que los medios de comunicación diseñan sobre la mujer. Es posible que si nos preguntáramos si es que aquellas imágenes y estereotipos que proyecta la televisión y otros medios nos identifica a las mujeres, la respuesta sea en su mayoría un rotundo “no”. Sin embargo -y ahí está lo más grave- cuánto dolor supone querer y no poder ser como aquellas chicas de pantalla, actrices de telenovela que exaltan una belleza tan escultural como irreal. ¿Lo de fondo? Los mensajes que recibimos finalmente tienen que ver con los roles que históricamente la sociedad esperó de nosotras las mujeres.

En estos tiempos algunas representaciones han cambiado al ritmo de los cambios sociales; mostrar los logros de la mujer en el deporte, en la política, en la ciencia son avances importantes, sin embargo, hay representaciones que siguen siendo estereotipadas, a través de narrativas como la de la mujer pasiva, dependiente, emocional, y otras que tienen que ver con ser objeto sexual y de deseo.

El lenguaje no es inocente, dicen los expertos, y las imágenes tampoco lo son. Un altísimo porcentaje de los anuncios publicitarios exaltan a una mujer bella, libre de defectos y, por decir lo menos, inalcanzable para la mayoría. El aspecto aspiracional entra en juego, claro que sí, pero cosa distinta es asociar, de manera consciente o inconsciente, el consumo de algo con esa imagen y discurso. “La televisión proporciona a su público prototipos, esto es figuras humanas ideales para admirar, imitar o con las que identificarse. Los estereotipos son un conjunto de creencias populares sobre los atributos que caracterizan a un grupo social y sobre los que hay un acuerdo básico” (Los certales, F. 2003, mencionado por Pamela Niro, en prezi.com)

UNA CRUEL ESTÉTICA DEPANTALLA

Naiara Vink Larruskain es doctora en comunicación, especializada en género, y profesora de la Universidad del País Vasco. Hizo una profunda investigación sobre el tema en su tesis doctoral. Ella se propone no demonizar a los medios de comunicación, y desde esa posición, sobre la construcción de la imagen femenina, señala que los medios actúan como espejos de las sociedades y que el periodismo, la comunicación, no son disciplinas ajenas al resto de dimensiones y de ámbitos que existen en el mundo. Centrándose en la televisión, Naiara dice que hay un componente que no podemos olvidar y es el de la imagen y la imagen pública.“Creo que para la mujer es un territorio hostil en la medida en que entran dos elementos en donde siempre ha habido mucho desprestigio y tiranía. Uno tiene que ver con el espacio público, un espacio que tradicionalmente las mujeres no hemos ocupado, y esa esfera privada que es la que históricamente hemos considerado patrimonio de las mujeres, donde se encontraba el cuidado, nuestra capacidad reproductiva, también el silencio y la falta de toma de decisiones, pero al fin y al cabo lo más imprescindible para poder mantener la vida. Al salir y traspasar el umbral de lo privado a lo público es que las cosas se complejizan. El segundo elemento es la imagen de la mujer que vive en una tiranía constante, y la televisión lo que hace es reproducir de manera sistemática los patrones clásicos que se dan en otros espacios y en otras dimensiones de la vida.... un modelo de mujer muy plegado a la perfección, ala belleza o a lo que la sociedad exige que debe ser una mujer: guapa, lo suficientemente atractiva para gustar, lo suficientemente recatada para no seruna frívola, un equilibrio desconcertante e imposible de conseguir, que mantiene a la mujer en una constante desigualdad”.

EL SISTEMA Y EL MERCADO

Un sistema que nos sitúa en desventaja, nos percibe pasivas y nos dibuja hipersexualizadas va a trasladar su narrativa a los medios; es casi imposible que ocurra de manera distinta. Y el mercado, en su dinámica voraz, hace lo mismo; crea estereotipos inalcanzables pero fáciles de soñar y entonces estamos dispuestas a pagar precios altos por una promesa de juventud, de belleza o de un estilo de vida envidiable. La publicidad lo sabe y sabe hacer su trabajo, por eso lo que nos ofrece no es un producto o servicio, sino una promesa y el sueño de ser como alguien, de vivir de una manera determinada, de ser feliz gracias a “tener”.

Para Naiara Vink Larruskain, el sistema es el mercado y el mercado es el sistema. “Envejecer nos penaliza a las mujeres de una manera más evidente que a los hombres para quienes envejecer esun síntoma de experiencia y la posibilidad de poder hablar con una contundencia que les legítima. Esto tiene que ver con un mercado anclado al sistema productivista y capitalista que nos dice que no podemos envejecer.

Hay una estructura vinculada con productos de belleza, cirugías y otras herramientas al servicio del mercado que nos dice que debemos tener cuidado, porque viejas valemos bastante poco”.

EL ESTEREOTIPO DE LA SEXY YSEXUAL

“Es evidente que situarse dentro del canon de la estética genera un capital erótico que te sitúa dentro de una escala de privilegios, en una posición más elevada, y el sistema nos dice que eso tiene valor; un valor vinculado con los puestos a los que accedes a los que no puedes acceder, con los lugares que ocupas y los que no puedes ocupar, con cómo te miran y cómo te miras tú, y qué espera la sociedad de nosotras: que seamos unas perfectas cuidadoras, perfectas trabajadoras y que además ocupemos un espacio dentro de la sexualidad muy concreto, plegadas a la estética y óptimas para poder gustar”. Es así como Vink Larruskain nos explicaste estereotipo que se ha ido perpetuando y al que los medios de comunicación, desde todos sus ángulos, no han sido ajenos, sino que han seguido casi al pie de la letra este guion que no permite improvisación.

Desde esta lógica, “ser guapa facilita y favorece esa entrada a la tele como espacio profesional pero no garantiza el desarrollo y permanencia si no se correlaciona con capacidades y competencias profesionales; aun así, puede resultar muy poderoso atendiendo al“efecto halo” al que aludo en mi tesis doctoral, que sostiene que cuando existe atractivo físico, el resto de atributos y cualidades se consideren positivos”, explica Naiara.

EL ESTEREOTIPO DE “LACUIDADORA”

El espacio privado ha sido desde siempre e históricamente, asignado a las mujeres. Como procreadoras, heredamos la responsabilidad de perpetuar la especie y de cuidar de los hijos, la pareja y mantener la armonía de la estructura familiar. Al rol de la “cuidadora”acompañan características por excelencia concebidas como femeninas, por ejemplo la docilidad, la pasividad, la ternura, el sacrificio, la entrega, y un sinfín más que se añaden a nuestra lista que, mientras más larga sea, más reconocimiento recibimos.

La raíz de esto, dice Niara, “es un sistema patriarcal que nos dice cómo debemos ser y qué rol debemos jugaren la vida, no solamente a nosotras, sino también a ellos. La frase ‘los hombres no lloran’ no es azarosa, es una idea que tiene mucho arraigo, que está muy interiorizada en muchos lugares en que la debilidad es un elemento que penaliza de manera sistemática al hombre. El mismo sistema patriarcal nos ha ubicado a las mujeres en un lugar muy concreto, el espacio privado del cuidado”.

No podemos desconocer un avance:las mujeres aparecen cada vez más como fuentes expertas en los programas ynoticiosos de los medios de comunicación. Según Naiara, es normal en la medida en que las mujeres estamos entrando en los espacios de poder y donde setoman las decisiones.

 

ESTEREOTIPOS QUE GOLPEAN

El impacto de estos estereotipos en el tejido social puede ser muy profundo en la medida en que no seamos críticos ni reflexivos. Según la mirada de la experta en comunicación, el impacto es grande, porque cumplir los mandatos de género significa ser de una sola manera, como se si pudiera ser mujer de una sola forma, única y universal, sin atender a la enorme diversidad que existe. “Los clásicos estereotipos están vinculados a una forma de feminidad que nos quiere calladas, tranquilas, sin gritar en exceso, con mucha paciencia, intentando no dar demasiados problemas, pero también un poco locas; nos quieren perfectas, pero sin destacar demasiado y seguir una norma estética que nos indica ser guapas y atractivas, y eso tiene que ver con un concepto de belleza única”.

Por otro lado, estamos frente a generaciones jóvenes que procesan de modo distinto esta información. Sobre ello, Naiara indica que tenemos una mirada muy violenta hacia los jóvenes, y que la demonización constante que hay respecto de los medios, también se expresa frente a la juventud, como si fuera una juventud única, indivisible, universal, como si no fuese diversa. Esa juventud que se configura diversa nos está dando muchas lecciones a los adultos, dice Naiara, lecciones en clave de diversidad corporal, de bellezas, de género y señala también que no es-tamos atendiendo lo suficiente a este potencial que la juventud nos ofrece.“Los jóvenes y las jóvenes están abriendo mucho camino y liderizando luchas que son fundamentales para que podamos vivir mejor y muchas veces hacen frente a los estereotipos de una manera mucho más firme y rigurosa que los adultos”, concluye.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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